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La biblioteca de East Hampton encuentra al poeta de 'Mi hija'

Thu, 05/23/2024 - 15:04
Cassie Gurge

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El mes pasado se descubrió un poema dentro de un libro para niños en la Biblioteca de East Hampton titulado “Para mi hija Samantha”. Sin otra información para continuar además del nombre del dúo madre-hija, Carmen y Samantha, la biblioteca recurrió a las redes sociales para correr la voz y encontrarlas. El domingo esa búsqueda llegó a su fin.

Carmen Quintuña de Sag Harbor y su hija Samantha se reunieron con el poema en la Biblioteca de East Hampton el domingo por la tarde. Según Cassie Gurge, la joven bibliotecaria, la reunión fue muy alegre. Carmen “estaba extremadamente feliz y agradecida de haber podido encontrar el poema, cuidarlo y devolvérselo sano y salvo”.

La Sra. Gurge estaba trabajando en la sección de adultos jóvenes el domingo cuando recibió una llamada del mostrador de circulación informándole que Carmen y Samantha habían llegado. Con la ayuda del bibliotecario en prácticas Nick Flickinger, pudieron devolver el poema y tomarse una foto rápida con los dos para publicarla en el Instagram de la biblioteca y anunciar el final de la búsqueda. La Sra. Quintuña se enteró mientras estaba en el trabajo que la biblioteca había encontrado el poema. "Mi manager me lo mostró en Instagram", dijo. “Me daba vergüenza ir pero finalmente el domingo entré”.

Una de las razones por las que el poema atrajo tanta atención por parte del personal de la biblioteca fue su seriedad y corazón. Cuando el personal lo descubrió y lo compartió en línea, lo vio como una expresión de amor de una madre a una hija. Este poema en particular que escribió la Sra. Quintuña surgió de un momento de ternura. “Un día estaba sentada con mi esposo a la mesa”, dijo, “y ella [Samantha] se quedó dormida y la vi mientras dormía y eso me inspiró”.

“Normalmente escribo notas para mis hijas; Tengo dos”, dijo Quintuña, señalando que el que quedó en el libro era de hace unos tres meses. “Puse la nota en el libro mientras ella lo leía”, dijo. "No nos dimos cuenta de que todavía estaba allí". Ese simple acto llevó a una búsqueda en toda la ciudad para devolver la nota a su autor original.

En cuanto a cómo la dejó esta experiencia, la señora Quintuña dijo: “No estaba segura de ir pero fui y fue increíble; esa es la palabra perfecta”.


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